Terminamos el entrenamiento, la sesión de fitness o el partido de fútbol y nos vamos a la ducha con cara de satisfacción y pensando… “que bien una duchita, me quito el sudor…” y cuando terminas de ducharte descubres que al ponerte la camiseta sigues sudando. Pero, ¿por qué ocurre esto?
Hay gente que opina que es bueno ducharse con agua fría para evitarlo y otros afirman todo lo contrario, que el agua caliente también es efectiva. Lo cierto es que ambos planteamientos son erróneos. Les voy a explicar por qué.
Cuando terminamos un entrenamiento, partido, etc., nuestra temperatura interna es más elevada de lo normal. Si nos duchamos inmediatamente después de esa actividad con agua caliente, no estarás ayudando a tu organismo a perder el calor interno acumulado, sino más bien todo lo contrario. Por eso al secarte, vuelves a sudar. Tu cuerpo necesita eliminar ese calor acumulado.
Si eres de los que prefieres la ducha fría para evitar que te pase esto, ya habrás podido comprobar que no se consigue evitar el sudor de después de la ducha. Esto se debe a que con el agua fría se produce una vasoconstricción en los vasos sanguíneos de la piel, es decir, se cierran por el efecto del frío y evitan que el calor pueda salir al exterior para regular la temperatura interna. Cuando el cuerpo recupera su temperatura, comienza de nuevo a sudar para eliminar el exceso de temperatura interna.
Si quieres evitar los sudores postducha lo que tienes que hacer es realizar una buena vuelta a la calma y evitar ducharte nada más acabar el ejercicio. Así le darás tiempo a tu cuerpo a que vaya recuperando la temperatura normal en estado de reposo y acabaras con la sensación de no poder secarte nunca. Si sueles tener prisa después de entrenar lo mejor entonces es que te duches con agua templada y apliques el chorro durante unos minutos sobre cuello, inglés y muñecas, para ayudar a recuperar la temperatura normal.